Comenzó el segundo ciclo, mi último semestre en la universidad y el segundo semestre que comienzo en línea. Ha sido un proceso de aprendizaje y evolución para todos.

Ahora nuestras ideas, argumentos y decisiones las hemos tenido que explicar en documentos, en foros, en encuestas. Esto nos ha forzado a ser mejores redactores, a ser más concisos, a ser mejores comunicadores. Lo que escribimos se queda grabado y disponible para ser visto por todos, lo cual nos motiva aún más a dar mejores respuestas y a buscar la excelencia en todo lo que hagamos.

Las presentaciones han tenido que subir de nivel. Ya quedó en el pasado eso de presentar pensando que “con la explicación se arregla”. O que “en persona les muestro bien como es mi idea”. Separados por la distancia, se ha vuelto mucho más importante el utilizar más y mejores herramientas para materializar nuestras ideas; en prototipos, en dibujos, en vídeos o en imágenes.

Los profesores se actualizaron, aprendieron y se han esforzado para que cada clase virtual tenga la misma calidad que una presencial. El semestre pasado se dieron cuenta que estar en línea es muy diferente a estar en el aula. Los cursos cambiaron, evolucionaron y en la búsqueda de proveer una experiencia de aprendizaje única, encontraron las herramientas que les permitirá explorar caminos no considerados anteriormente. Lo que en su momento era el “software opcional donde podemos simular lo que estamos haciendo”, se volvió en la mejor y en muchos casos única herramienta para continuar con nuestro aprendizaje.

Claro que no todo es positivo. Mentiría si dijera que no hay aspectos negativos del semestre en línea. Cada día pasamos de 3 a 5 horas seguidas recibiendo clases frente a la computadora. Nuestra voluntad y motivación pueden ser muy fuertes, pero los ojos se cansan, la espalda duele y los pies se desesperan. Han pasado más de 150 días desde la última vez que vi a mis amigos y cada día que pasa los extraño aún más. Es el último semestre y me aterra pensar en la idea de que tal vez sea la última vez en la que podamos estar todos juntos.

En unos meses, se ha dado un cambio radical en la forma de aprender en todos los niveles. Podemos verlo como “una situación que ya va a pasar” o como una oportunidad única para refinar las competencias y habilidades necesarias para tener éxito en esta nueva realidad.

Cada semana vienen retos nuevos, escenarios diferentes y cambios inesperados. Todo cambia y cambiará. En este mar de posibilidades, todos vamos en el mismo barco haciendo nuestro mejor esfuerzo por mantenerlo a flote y en la dirección correcta. Es en estas aguas en las que agradezco el apoyo de todas las personas e instituciones que confían en la FUVG, ya que su apoyo constante e incondicional es la luz del faro que nos muestra el camino a seguir.

Diego Aguirre, 5to año Ingeniería Mecánica

Layla Rojas Morales, asisitó el Campus para recibir su Tablet y con ello tener la herramienta para recibir sus clases sus clases como estudiante e impartir las clases como profesora.

Miguel Javier Castañeda Tellez, visitó el Campus para recibir su Tablet y con ello tener la herramienta para recibir sus clases y realizar actividades educativas.

Bryan Oswaldo Catalán Barrios, asistió al Campus para recibir su Tablet y con ello tener la herramienta para recibir sus clases y realizar actividades educativas.